jueves, 28 de febrero de 2013

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha anunciado que España cerró el año 2012 con un déficit equivalente al 6,7% del Producto Interior Bruto


La cifra supone una pequeña desviación de cuatro décimas con respecto al objetivo marcado (6,3%) por los organismos internacionales. Lo importante es que España redujo su déficit en 2,3 puntos en 2012 (desde el 9% con el que se cerró el año 2011) y mientras atravesaba un duro periodo de recesión económica. No hay precedentes en el conjunto de la OCDE de un esfuerzo de consolidación fiscal como éste en una situación recesiva. Se trata de un gran esfuerzo realizado por el conjunto de los ciudadanos y de todas las administraciones. Este logro abre también la puerta de salida de la crisis, porque España vuelve a ser un país en el que se puede confiar, que cumple sus compromisos. Abre igualmente la puerta a mejorar la financiación de nuestra economía, la base para volver a la recuperación económica y el empleo.

Ejemplos anteriores de incumplimientos en el objetivo de déficit por gobiernos del PSOE:
Los Presupuestos de 2008 aprobados por el Congreso preveían un superávit del 1,5. El año acabó con un déficit de 4,5%. Es decir 6 puntos de desviación.
Para 2009 los Presupuestos tenían una previsión de un ligero déficit del 1,9% del PIB. Acabó el año en el 11,18%, nada menos que 10 puntos del PIB de desviación o 100.000 millones de euros.
Para 2010 los Presupuestos decían que el déficit sería de 8,1% del PIB y acabaron en el 9,34%. (1,24 puntos desviación).
Para 2011 el Gobierno del PSOE dijo que estaríamos en el 6% de déficit, y acabamos en el 9%. (3 puntos de desviación).
El añadido de la ayuda europea a la reestructuración bancaria.
El PSOE está basando su crítica en que la cifra de déficit no es del 6,7%, sino del 10,2%, ya que añade la ayuda a la banca en el cómputo.
La ayuda a la banca impacta en el déficit hasta que se termine su saneamiento y el Estado pueda salir del capital de los bancos en los que ha tenido que entrar.
Sin embargo, Bruselas no tiene en cuenta ese déficit extra en el procedimiento de déficit excesivo abierto a España (y a muchos otros países) y por tanto no nos pide medidas de ajuste adicional porque se trata de un elemento puntual.
Bruselas tiene en cuenta el déficit sin ese añadido y siempre ha sido así.
Por ejemplo, en 2011 la ayuda a la banca ya supuso un 0,48% extra al déficit de ese ejercicio, pero la cifra adjudicada por Europa para España fue del 9% (y no del 9,48% que sería sumándole ese extra concreto).
El pasado viernes, el comisario Rehn ya diferenciaba entre déficit sin ayuda y con ayuda, destacando que el relevante es el que no la incluye.
En terminología contable, se trata de un factor de naturaleza puntual “one-off”, excluido a la hora de valorar el cumplimiento del déficit.
Y, sobre todo, no requiere ajustes adicionales ni hay que apelar a los mercados para financiar esa diferencia, ya que el dinero viene del acuerdo con Europa.
Si la reforma financiera se hubiera hecho hace tres años como en otros países probablemente ya hubiera vuelto el crédito y tampoco se tendría que haber abordado dicho saneamiento en el peor momento de la crisis.

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