jueves, 29 de noviembre de 2012

El Concello cita a Vitrasa y al comité a negociar una salida a la huelga tras pedirlo el PP en tres ocasiones

Hicieron falta tres advertencias del PP y la amenaza de una huelga indefinida para que el Gobierno de Abel Caballero se diera cuenta de que su deber y obligación era animar una negociación entre las partes que evite de una vez por todas el enquistamiento de las protestas de los trabajadores de Vitrasa. Después de reiterados llamamientos del grupo municipal del Partido Popular, esta mañana el concejal de Tráfico, Carlos Font, citó por fin a los directivos de la concesionaria del transporte urbano, Vitrasa, y a los sindicatos, para tratar de llegar a un acuerdo laboral que ponga fin a la huelga que a partir del lunes será indefinida.

La de hoy es la tercera jornada de huelga convocada por el comité de empresa de la concesionaria del transporte urbano de Vigo.

Ayer, el alcalde se limitó a usar una declaración en una rueda de prensa para instar a la dirección de la empresa y a los trabajadores a comenzar las negociaciones "y no levantarse" hasta alcanzar un acuerdo que "beneficie a los usuarios". Pero no movió un dedo ni para hablar con los representantes de los trabajadores, ni para hacerlo con la empresa. De modo que la reiteración de las quejas de la oposición por su asombrosa pasividad en el conflicto de un servicio básico, unido a la advertencia de los sindicatos de convertir la protesta en indefinida a partir del lunes, hicieron que Caballero se diera por fin cuenta de que se trata de un problema que está afectando de manera decisiva a miles de vigueses.

El presidente del comité de Vitrasa, Narciso Rodríguez, señaló que los trabajadores "cederán lo que tengan que ceder, pero la empresa también lo deberá hacer", y ha considerado que llegar a una huelga indefinida sería "muy perjudicial para todos los vigueses, para la empresa y para quienes llevamos de huelga cuatro días, porque en el salario se va a notar mucho".

Los trabajadores de Vitrasa reclaman un convenio que contemple un incremento salarial del 1% (sobre un IPC del 3,5 por ciento), 25 días laborables de vacaciones y que se paguen las horas extra en tarifa distinta a la normal (10 euros).

Vitrasa tiene más de 300 trabajadores, de los que 270 son conductores de autobús.

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