21-0, una fecha para recordar

Galicia se jugaba ayer su futuro. Se jugaba continuar en la senda del rigor y la austeridad iniciada por Alberto Núñez Feijóo hace casi cuatro años, u optar por un cambio que traía a la memoria los fantasmas de la época del bipartito. Era la vez que más partidos políticos se presentaban a unas elecciones gallegas y la vuelta al ruedo del emblemático Beiras.

Ni las mejores expectativas hacían presagiar la victoria tan apabullante del Partido Popular. Feijóo, ese hombre de semblante amable, propulsor de las políticas de ahorro, que supo adelantarse a la crisis cuando otros solo hablaban de pequeña recesión económica, quería seguir el camino iniciado en el 2009, pero la situación a la que se enfrentaba no era fácil. Con un país inmerso en una recesión económica que parece que no acaba de tocar fondo y más de 5 millones de parados, el candidato a la reelección se enfrentaba a una batalla dura en un campo en el que todos los partidos políticos estaban contra él, pero contaba con el mejor aliado: Galicia, que ayer habló y decidió que quería seguir por la senda del crecimiento, de la austeridad, del rigor y del equilibrio.

El 21 de octubre de 2012 se convertirá en una fecha histórica para los populares gallegos, con todo en contra y remando a contracorriente Feijóo se impuso con claridad al conseguir un resultado excepcional y convertirse en el único caso de Europa en hacer frente a las consecuencias de la crisis de un modo tan aplastante.

Nada hacía presagiar hace años, que aquel joven de Los Peares, que iniciaba su andadura política institucional en la década de los 90 llegaría a ser el pilar en el que la gente confiaría para llevar a Galicia a lo más alto. “A modiño” y “con sentidiño” como suele decir, ha sabido ganarse el favor de los gallegos, que han encontrado en él, el equilibrio y la sensatez necesarios para hacer frente a esta crisis.

Mientras otros solo saben decir e ir contra “Feijóo, Feijóo, Feijóo”, el reelegido presidente ha sabido dejar la discordia a un lado y decir por encima de todo “Galicia, Galicia, Galicia”. Su tierra se lo devuelve ahora tendiéndole una vez más la mano.